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Deseo y necesidad en los arcos de personaje

arcos de personaje
Es importante un buen arco… de personaje

En un artículo anterior hablamos sobre la importancia de los arcos de personaje para inyectar credibilidad en la trama, analizando la secuencia de construcción de estos dentro de la historia.

Pero aún nos quedan elementos importantes en el tintero sobre los deseos y necesidades, puntos claves para trazar el arco de cada protagónico.

Antes de comenzar: ¿todo personaje lleva un arco?

Uno de los aspectos que se nos quedó pendientes de la entrega anterior fue la decisión de si un personaje tendrá un arco o no en nuestra historia. Hay personajes que no van a cambiar —o no tienen una aparición tan significativa en la obra— y, por tanto, no llevan arcos ni requieren establecer una implicación emocional con los lectores.

Sin embargo, los protagonistas por lo general sí van a sufrir una metamorfosis durante la historia, necesaria para vencer el conflicto al que se enfrentan. No tiene lógica narrar una historia en la que el protagónico se enfrente a un conflicto y, luego de vencerlo, no haya aprendido nada ni se haya transformado por la experiencia.

Es cierto que algunas acciones no nos afectan de forma significativa —que se nos acabe el pan puede ser un conflicto—, pero su solución es tan simple y rutinaria como bajar a la tienda. Entonces, el agujero será que no tenemos un conflicto que rete lo suficiente al personaje como para transformarle, sea para bien o para mal.

De esta manera, durante el planeamiento de la trama deben diferenciarse aquellos personajes que evolucionarán y los que no: los primeros serán dinámicos y los segundos, estáticos.

photo of handgun on wooden shelves
No siempre se necesita de un arco

La novela de detectives y el arco de personajes

Si bien, como planteamos con antelación, la mayoría de los protagónicos sufren una transformación al enfrentarse al conflicto de la historia, hay un caso muy particular dentro de la novela policiaca en que los personajes principales no tienen arco: las novelas de detectives.

En ellas —pongamos a Hércules Poirot, Arsenio Lupin o a Sherlock Holmes como arquetipos— los protagonistas no sufren una transformación interior al enfrentarse al crimen. Ellos ponen en acción su inteligencia y experiencia previa para solucionar el caso. Aquí el foco se centra en la personalidad del detective (o ladrón) y sus habilidades deductivas, no en la evolución de los protagonistas.

No obstante, no todas las novelas sobre crímenes tienen como actores a personajes estáticos. La novela negra se ha caracterizado por centrarse más en el desarrollo de los protagonistas en función del conflicto y la atmósfera que le rodea. Los famosos detectives Philip Marlowe y Sam Spade (de Chandler y Hammett, respectivamente), con su accionar de hombres duros y curtidos, constituyeron el puente entre la novela detectivesca y la novela negra contemporánea.

Aquí el protagónico usualmente se ve profundamente influenciado por la trama y el entorno, tanto que la intriga criminal pierde importancia y cede protagonismo a la atmósfera opresiva que aplasta al personaje.

Arcos de personaje y arcos narrativos

Por supuesto, el arco de personaje está relacionado con el tema, el antagonista, el conflicto y el arco narrativo. Estos elementos tienen que encajarse de manera perfecta al relatar la historia.

El arco narrativo depende de la estructura de la obra. Algunas se basan en el punto de vista del protagonista, siendo el viaje del héroe, el círculo de Dan Harmon o el método de la hoja de tiempos de Blake Snyder las estructuras más empleadas que detallan el arco de personaje.

Por lo general arco narrativo y de personaje marchan de forma paralela. Al finalizar el arco del protagónico, o termina la obra o inicia un nuevo arco. Esto no ocurre por fuerza en el caso contrario: el arco de personaje no tiene que terminar con la última cuartilla de una novela, sino que puede continuar en sagas sucesivas. Así, el proceso de metamorfosis del personaje principal se imbrica con pequeños arcos para cada libro. Y el personaje va venciendo escalones en su proceso de transformación.

No todas las sagas se basan en el arco de un personaje central. Otras se establecen en una historia general que necesita de varios personajes protagónicos para interactuar con la trama. En estos casos, el arco de personaje se resuelve en cada libro, mientras el arco narrativo se expande más allá de la vida del protagonista.

Esto responde a dos posibles causas. La primera, que el personaje ha resuelto su conflicto interno y no puede volver a ser gusano después de cambiar a mariposa. La segunda, que la historia requiera para evolucionar otro personaje que tenga deseos y necesidades diferentes.

Deseos y necesidades

Tal como reza la canción de los Rolling Stones, una cosa es lo que queremos y otra muy diferente lo que realmente necesitamos. Estos dos elementos definen por lo general el arco de los personajes y deben plantearse de antemano.

Lo que quiere tu personaje (su motivación y acciones) y lo que necesita (su cambio interior) van de la mano a lo largo de la historia.  Esa necesidad no suele manifestarse de forma clara en el comienzo de la historia. Pero de a poco el protagónico va dejando de interesarse en lo que quiere y se centra más en lo que necesita.

Un buen camino para definir estas necesidades es la llamada pirámide de jerarquías de Abraham Maslow:

Según este modelo, hasta que no se cubran las necesidades más bajas en jerarquía el personaje no va a considerar el nivel superior. Así, aunque un protagonista tenga ideas muy elevadas sobre un tema, en una isla desierta va a priorizar cubrir sus necesidades más básicas. Luego garantizará su seguridad y más tarde comenzará a buscar la socialización y más tarde el respeto, status y demás. En este sentido, el arco de Robinson Crusoe es un ejemplo manifiesto de la jerarquía de necesidades.

Los deseos y necesidades del protagónico pueden coincidir o ser antagónicos. En este segundo caso se aplica los conceptos de “verdad” y “mentira” que analizamos en el artículo anterior. En 10 pasos, vimos cómo el personaje construye un arco positivo desde la mentira a la verdad. O viceversa, en el caso de los arcos negativos.

Como quiera que fuese y sin ánimo de generalizar, recuerda que cada personaje merece un arco particular y único. Este lo enfrenta a sí mismo y permite un proceso de transformación para enfrentar el conflicto de la historia. De esta forma, historia y arco deben integrarse de forma que se complementen dentro de la obra y den como resultado una narración coherente.

Álex Padrón

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