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De portada, décima y caricaturas LUANT cara a cara

Es interesante leer los comentarios del autor Luis Mac-Beath LUANT al respecto de la portada y contraportada de su libro Luant cara a cara. Quiero destacarlo porque entronca a la perfección con todos esos artículos que hemos venido publicando sobre el oficio del editor.

Muchos piensan que ser editor es seguir las pautas del lenguaje. Otros van un paso más allá y se centran en la coherencia y la cohesión de la historia, la credibilidad de sus personajes o el ritmo de narración de la misma.

Sin embargo, ser editor es algo más. Claro que todo lo anterior es imprescindible para llevar a cabo una buena edición, pero ahí no acaba la cosa. El editor debe vigilar todos los detalles del libro y prepararlos de forma que todo lo que se haga sea por y para el libro. Nada puede dejarse al más puro azar, ni hacerlo porque ‘se ve bonito’. Tiene que focalizarse en el libro, en su historia y en lo que el autor quiere decir.

A la caza de la portada adecuada

Hace años solía escuchar más a los autores cuando comentábamos las posibles portadas de sus libros. Es cierto que les solía proponer tres o cuatro opciones enfocadas en la historia y los escuchaba. Es una actuación muy delicada porque muy pocos escritores son capaces de escoger la portada correcta, de la misma guisa que tampoco suelen escribir sinopsis concretas. No es un demérito ni mucho menos y, además, comprensible, porque después de escribir un manuscrito y pasado cierto tiempo, lo que menos quiere hacer un escritor es contar esa historia.

En concreto, con la portada de Luant cara a cara se planteaban varias ideas, pero una prevalecía sobre las demás. La caricatura había sido un instrumento de crítica en la prensa desde el siglo XVI y hoy en día está en desuso. Es más, me han llegado a decir que cómo se pone una caricatura en un diario digital. Tengo varias respuestas al respecto, pero la más sencilla es como archivo rpg y me dejo de polémicas.

Por otra parte, las caricaturas iban acompañadas de unas exquisitas décimas que, también, fueron utilizadas para criticar de manera jocosa y hasta mordaz a los personajes de la época. Descendientes de la cuaderna vía, las décimas ilustraron a la población sobre los grandes acontecimientos de la política del momento (hoy llamada Historia) y es bastante común encontrarlas, o un modo poético similar, acompañando a las caricaturas de cada momento.

Es decir, tenía ante mis manos los elementos perfectos para considerar que la portada tenía que ser un periódico con el que rendir homenaje a ambas artes hoy camino de la extinción. Encontrar la imagen perfecta no fue difícil, tenía que tener el tamaño y la resolución para poder imprimirla a sangre y que el libro fuese como tener un periódico abierto entre las manos.

Por último, no valía cualquier periódico. Al ser ambas artes elementos de crítica jocosa y ácida, las noticias tendrían que tener ese toque que lo distinguiese de los periódicos normales. Lo que suelo llamar un punto de distinción. No vale cualquier noticia.

La imagen perfecta existe

De esa manera vemos en la portada la cara de un joven bajo el cual dice Regalos artísticos de vacaciones. También ese otro tan incorrecto como ¿Conoce usted (Kenner sie, en alemán) de la vida? Entonces, por favor, fumen cigarrillos Kenner. También se incluye el anuncio de una cámara fotográfica que fue instrumento de trabajo del autor durante varios años. Ya en la contraportada tenemos ese anuncio de Querido joven, (a saber, qué propone ese Liebe Jugend), o ese Señalar con el dedo (Fingerzeige), lo que proponen en el Sanatorium Oberbald o bien las Nervernschwäche und Männerkrankheiten (Debilidad nerviosa y Enfermedades masculinas) o la encantadora foto del Traje de Eva sólo para artistas.

Considero que fuimos afortunados al encontrar esta portada que nos cumpliese tan bien con las premisas. No siempre es posible, pero cuando se presenta, no puedes dejarla escapar.

Como ven, el oficio de editor va muy lejos. No sólo requiere de años de estudio y experiencia, sino de tener la sensibilidad para llegar a decir que siempre se puede un poquito más.

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