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10 cosas que odian los editores (II)

En la primera parte de esta serie analizamos las primeras cinco cosas que los editores odian en un autor, según la experta opinión del gran Mario Muchnik.

Ahora, completaremos esta lista. Si te has visto reflejado en ella, será mejor que recapacites y cambies de actitud para mejorar tu relación con los editores. Si aún estás en proceso de publicar tu primera obra, pues toma nota y empieza con buen pie el largo, pero gratificante proceso de la edición de tu manuscrito.

Entonces, los editores odian:

6. Que te desentiendas de todo luego de entregar el manuscrito

Ya sea en modo de edición tradicional o en coedición, editor y autor deben interactuar y compartir dudas e inquietudes de forma frecuente. El trabajo de un escritor no termina cuando entrega un manuscrito lo más pulido posible: habrá muchas versiones de revisión.

En ellas, el editor planteará preguntas y sugerencias de las partes del texto que no le quedan claras. Acá el autor debe aprovechar la oportunidad para mejorar el texto, puesto que las dudas que asaltan al editor son similares a las que surgirán de parte de la audiencia lectora. En vez de un incordio, debes ver este intercambio como una ventaja: desde el momento que el editor elige tu manuscrito, se convierte en un lector cautivo.

Desconfía de aquel editor que acepte la obra tal como está. Esto no es indicador de que escribes como los dioses y no se te puede señalar una coma. La mayoría de las veces, significa que el editor ni se tomó la molestia de leerse tu obra.

7. Que entregues la “última versión” de tu manuscrito… en reiteradas ocasiones

Es perfectamente normal que, luego de evaluado y aceptado un manuscrito, el editor te pida que envíes la última versión de este.

¿Es que no ve que ya se lo hiciste llegar, cuando lo sometiste a evaluación?

Sí, pero el editor sabe que entre la entrega de una propuesta editorial y su aprobación pueden pasar meses. En ese período de tiempo es probable —si eres un escritor concienzudo— que hayas revisado y modificado el manuscrito original. Si no lo has hecho, él te da la posibilidad de que hagas una revisión final para contar con un documento de trabajo lo más pulido posible.

Llegado este punto, no te entusiasmes con las alteraciones. No es aceptable que el manuscrito a evaluar tenga doscientas cuartillas y tu “última versión” llegue a las quinientas. Tampoco puedes cambiar el final por uno diametralmente opuesto al original que pasó por las manos del revisor. Estos factores pueden desencadenar otra evaluación del manuscrito e incluso que sea rechazado.

Luego de este paso, el manuscrito se comenzará a editar. Así que si luego deseas cambiar algo y mandas una nueva “última-última versión”, el editor tendrá que partir de cero otra vez. Si vas a cambiar algo, mejor espera que él termine sobre el documento que posee y sugiera los cambios en tu primera revisión.

8. Que escribas dos (o más) veces al día para saber cómo va la edición

¿Qué tiempo demoraste en escribir tu manuscrito? ¿Quieres una edición apurada y chapucera, o que tu obra tenga la atención al detalle que merece? El trabajo de edición no puede apurarse.

Ten en cuenta que el editor es una persona ocupada y necesita concentración para crear un producto digno para tus lectores. No es que te desentiendas, como ya señalamos previamente. Es que des un margen razonable para que el proceso de edición se complete.

Luego de firmados los contratos y entregado el manuscrito final, la edición puede tardar entre tres meses a un año, en dependencia de la complejidad del trabajo. Estos términos normalmente se aclaran cuando firmas: si ves que los plazos no se cumplen, escríbele al editor. Mantente informado, pero no atosigues.

9. Que los escritores propongan manuscritos de sus amigos

Ser publicado previamente por una casa editorial te da la tranquilidad de saber que tu próxima obra será vista con buenos ojos. No irá a la misma pila de manuscritos para evaluar, en especial si has tenido cierto éxito comercial. Cómo ya perteneces al catálogo y (esperamos) has tenido una buena relación de trabajo con el editor, cabe esperar que este determine si le interesa o no en poco tiempo.

Aún queda, no obstante, la posibilidad que no desee publicarla y tendrás que lidiar con otra casa editorial para sacarla adelante. Si tu propia obra no está 100% segura, no te atribuyas el estatus de agente literario de tus amigos.

Si tu relación con el editor ya ha llegado a lo personal y uno de tus amigos tiene en sus manos una obra realmente excepcional, a lo mucho puedes comentarle al editor sobre el manuscrito, pero este debe ir por los canales regulares de evaluación. Entiende que tu relación con la casa editora es personal e intransferible.

Por las mismas razones, no pidas a un amigo escritor que te recomiende con su editor. Envía directamente el manuscrito a la editorial o busca un agente literario que gestione tus publicaciones.

10. Que envían más de una obra al año

Como mismo hay autores que demoran décadas para publicar un nuevo libro (George R. R. Martin es un gran ejemplo), hay otros que son muy prolíficos y tienen la capacidad de preparar dos y más buenas obras al año.

Por mucho que el editor le complazca la perspectiva de tener en exclusiva los derechos de reproducción de un autor de buena pegada y calidad literaria, no podrá seguirle el ritmo. El proceso de publicación lleva una serie de pasos que no pueden violarse, incluyendo la etapa de promoción y ventas. Más de un libro al año del mismo autor es sencillamente demasiado.

Cuando la casa editorial firma contigo un contrato de explotación comercial lo hace por un período de cinco, siete o más años. Durante ese tiempo hará los mejores esfuerzos por vender tu libro, por lo que sacar una novedad del mismo autor tras otra va en contra de la obra anterior.

Nueve madres no hacen un bebé en un mes. La comercialización de un libro —un best seller, incluso— es un mecanismo estudiado como carrera de fondo, no de velocidad. En ello no valen las prisas. Como ejemplo, incluso el mismo Stephen King tuvo que recurrir a varias editoriales y usar los seudónimos Richard Bachman o John Swithen para publicar su muy extensa obra.

Hasta aquí llega nuestra lista sobre las 10 cosas que odian los editores de los autores. Esperamos que las tengas en cuenta en la relación con tu casa editorial y te deseamos éxitos. Si deseas publicar con nosotros, ya sea de forma tradicional o en coedición, puedes enviarnos tu manuscrito o solicitar un informe de lectura editorial.

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