La sexualidad en el género negro y Mundos de Sombras
La sexualidad en el género negro conecta sucesos, personajes y sociedad de forma directa, en especial en la Nueva Novela Negra Cubana (NNNC). Es característico que la sexualidad en el género se expone, propone y provoca un hecho, en sí mismo. No solamente hace avanzar, sino que hace caminar a los personajes de manera introspectiva.
Se convierte así en un proceso interior, que desencadena los sucesos que promueven la acción en la historia.
La sexualidad en el género negro: Mundos de sombras
En la novela Mundos de sombras de nuestro escritor, Lorenzo Lunar, sus personajes protagónicos, Yuri y Yenia, son hermanos gemelos, nacidos en un laboratorio. Esto les permite ser y no ser hermanos.
Ello les une y los distancia lo suficiente como para que, al presentarse el hecho de que ambos comparten todo incluyendo su sexualidad al lector (¿no?) le provoca la sensación del incesto. Al mismo tiempo, son recibidos en este mundo por Mirta, su madre, que los acoge como verdadera moneda de cambio para sus propósitos.
Una novela negra que roza la ciencia ficción
Los motivos por los que Yuri se lanza a los brazos de Yenia no tienen nada que ver con la perpetua neurosis egocéntrica del emperador Romano Nerón.
Este personaje nacido de la frialdad de un laboratorio no fue amamantado, ni cobijado jamás. Tiene únicamente a su gemela (óvulo y espermatozoide fecundado a su lado) como único punto que le acerca al resto de la humanidad.
Su frágil naturaleza le lanza a la dependencia de su conexión real con el mundo. No existe otra salida para él. Solo en ella puede estar. Su gemela, hembra al fin, sabe que a la criatura débil se le protege, se le trae a la cueva la comida y se le esconde de los depredadores.
Aceptando el incesto como cuestión ineludible
En segundo lugar, Lorenzo Lunar nos remite a este hecho desde la comprensión de lo humano. Así, consigue que quede en el lector la aceptación de estos sucesos como lo ineludible.
La delicada forma de exponer la fragilidad de Yuri a través de sus circunstancias hace de ella metáfora obligatoria que expone al personaje al resto de situaciones que hacen avanzar la novela. Yenia, por su parte, actúa como recolectora del mundo exterior incorporando todo lo que le permite su círculo cerrado.
Absorbe literatura, música y sexo con la amiga, con los hombres con la vida misma. Es el sexo que se expone como mero aprendizaje desprovisto de la falsedad de los prejuicios. Pero también de humanidad; característica que se refleja en toda la obra y que responde a la transformación de lo que fue la espontaneidad caribeña en la necesidad de refugio.
Donde la erótica de los personajes, cualidad intrínseca de la tierra, se manifiesta envenenada por la realidad oscura y siempre sombría de la sociedad en que se mueven.
Los personajes extranjeros acuden como zombis
Rossana, la italiana, acude como zombis al llamado del erótico Caribe, en el que solamente pueden recibir lo que ha quedado: una desprendida sexualidad impersonal y superficial dado que nada existe.
Solo quedan sombras detrás de olas que baten, como disueltas, en lo intangible que se regalan, y desnudos, que es como los ha dejado la sociedad. Sin rumbo, sin salida, guardando en lo más recóndito de sus existencias, la sensibilidad, el conocimiento, la ternura y el verdadero amor desinteresado y fluido con que los habitantes de la isla se alimentan recíprocamente.
Para el foráneo solo queda la parodia del cubano. Lo que parece ser mucho para ellos es únicamente la punta de un inmenso iceberg que se derrite cuando comulga con su verdadera realidad. Todo lo que parece malsano o impuro es positivo y coherente.
Mirta y César: posesión brutal
Contemplamos, también, a Mirta, la compañera del partido, apodada Margaret Thatcher y el negro teniente de la policía César Sánchez. La posesión brutal de la mujer desconcierta por un hecho muy peculiar: el negro somete a la blanca, el policía somete a quien ya sabe víctima (ha caído en desgracia ante el partido) y en la que el hambre de sexo se somete a lo políticamente correcto.
Es el instante en el que el negro teniente se siente superado por su deseo y Mirta es poseída como una hembra deseosa. Por eso, ese instante de tórrida posesión anal se convierte en un instante de paz para quienes ya nunca más volverán a tenerla.
No es por tanto de extrañar que esta escena resulta imprescindible al provocar uno de los pilares desencadenantes del resto de la acción.
Los sucesos interiores, la obra y su desenlace
La tercera demostración sobre el tratamiento de la sexualidad en Mundos de sombras es convertida por el autor en sucesos inevitables, en hechos que sobrepasan lo descriptivo.
Como complemento del género, hago mención de la fabulosa escena en que el detestable Tanganica, brazo ejecutor del policía, posee al cándido Yuri, desprovisto de defensas para el mundo.
En esta escena triunfa en todo momento la luz del más débil y nunca llega a convertirse en grotesca. Maravillosa forma de convertir en melodía, en pura poesía, lo más oscuro del ser humano. Al lograrlo, Lorenzo Lunar convierte, una vez más, los sucesos interiores de cada personaje en sucesos trascendentales para que continúe la obra en búsqueda de un inevitable desenlace.
La sexualidad en el género negro y el neopolicial cubano
La novela es, sin lugar a dudas, ejemplo del uso de la sexualidad en el género negro. No es una palabrería caprichosa. Los sucesos transcurren provocados por las inevitables circunstancias del mundo al que están obligados sus personajes.
Esta es la tesis: lo opuesto de lo que se realiza en este género, donde ladrones, asesinos y policías, se pasean por ciudades marginales como paisajes complementarios que la adornan. Al igual que en las clásicas funciones del ballet clásico, estos personajes no tienen más pretensión que ser telones de fondo donde, sin la intuición del policía sagaz, nada avanzaría y donde el único propósito es encontrar al asesino.
En la Nueva Novela Negra Cubana nada es posible sin la evolución constante del interior de cada personaje
Por consiguiente, en la Nueva Novela Negra Cubana nada es posible sin la evolución constante del interior de cada personaje. No es oscura porque existe un muerto. Es oscura porque falta luz en el horizonte de seres arrinconados. No se canta en un bar para esperar que aparezca el detective. Se canta como lamento de la desesperación.
Es una mezcla entre Émile Zola y el rey del absurdo, Eugéne Ionesco, con la diferencia de que esta aparente incoherencia es el más fiel reflejo de una realidad ineludible. Asesino y muerto son un pretexto exquisito para seguir el mundo interior de las sombras de sus personajes.